Cuando escuchamos hablar de artritis solemos asociarla a los padecimientos de la vejez, sin embargo la enfermedad no es exclusiva de la tercera edad. Según estadísticas médicas, uno de cada mil niños en el mundo desarrolla la llamada artritis reumatoide juvenil antes de los 5 años de edad.
Esta condición crónica se caracteriza por causar inflamación y rigidez en las articulaciones, generalmente por más de seis semanas consecutivas, en menores de 16 años. Solo en Estados Unidos unos 285 mil niños tienen artritis juvenil, y cerca de 100 mil tienen artritis reumatoide juvenil. Aunque actualmente no existe una cura o una vacuna contra la patología, los tratamientos suelen ser muy efectivos para aliviar la sintomatología.
Lo primero que debemos saber es que existen tres tipos de artritis reumatoide juvenil: sistemática, oligoarticular y poliarticular. Cada una tiene síntomas y complicaciones particulares, por lo que es necesario conocer las diferencias.
Sistemática: El pequeño empieza a presentar fiebres muy altas, la piel luce inflamada y surgen erupciones. Se considera que un 20 por ciento de los niños con artritis reumatoide juvenil tienen este tipo. Es una de las artritis que puede resultar más severa, pues a veces afecta órganos internos como el corazón, los ganglios linfáticos, el bazo y el hígado. También suele permanecer en la adultez.
Oligoarticular: Es la más común de las tres, pues representa la mitad de los casos. Cuando ocurre ataca entre una y cuatro articulaciones, especialmente las grandes como las rodillas. Con el tratamiento adecuado, la enfermedad desaparece al crecer.
Poliarticular: Afecta a más de cinco articulaciones, enfocándose en las más pequeñas que se encuentran en los pies y las manos. Representa un 30 por ciento de los casos de niños con artritis reumatoide juvenil. A menudo los chicos presentan una forma severa de la enfermedad y los doctores suelen igualarla con la que padecen los adultos.
Causa de artritis reumatoide juvenil
Nuestro sistema inmunológico es el que se encarga de defendernos de las enfermedades. Por ejemplo, cuando tenemos una infección bacteriana en las amígdalas estas se hinchan, se enrojecen y hay dolor porque el sistema inmune está actuando para vencer la afección. En la artritis reumatoide juvenil, hay inflamación de las articulaciones, que se vuelven rígidas, calientes, hinchadas y dolorosas, pero sin causar infecciosa.
Actualmente se desconoce la causa de la artritis, pero si se ha determinado que no es hereditaria. Tampoco guarda relación con infecciones que sufrieran sus padres o problemas que hayan surgido durante el embarazo.
A diferencia de muchas otras enfermedades, en la artritis reumatoide juvenil la alimentación no se asocia con su origen y no hay dietas especiales que brinden mejoría a los pacientes. Muchas personas recurren a vitaminas, pulseras de cobre o hierbas para curar la artritis, pero los especialistas aseguran que estas medidas no sirven de nada.
Generalmente la mayoría de los pequeños con artritis mejoran con el tiempo, pues mientras pasan los años, tanto el sistema inmune como las articulaciones crecen, maduran y la falla se corrige sola.
Cuándo pedir ayuda
Hay que estar atentos a los jovencitos, pues muy pocas veces se quejan del dolor, por lo que tanto para los padres como para el pediatra, es difícil detectar si la articulación de un niño está inflamada o no. El momento más idóneo para determinar algún problema es en las mañanas, pues al levantarse, el niño con artritis reumatoide juvenil puede sentir rigidez y por eso evita usar un brazo o una pierna. También suele cojear de forma transitoria. Una fiebre sin razón aparente por más de tres días, puede ser otro signo de alerta.
Cuando se trata de un caso de artritis reumatoide juvenil, la inflamación de las articulaciones dura seis o más semanas sin una causa que lo justifique. Cuando el médico determina que las articulaciones están enardecidas, se deben descartar otras enfermedades, especialmente una infección.
No existe un examen específico para diagnosticar la artritis reumatoide juvenil, por eso hay que armarse de paciencia y esperar a que al pequeño le practiquen análisis de sangre y orina, radiografías, estudio del líquido articular (sinovial), así como un chequeo exhaustivo por parte del médico especialista.
Tratamiento de la artritis reumatoide juvenil
Afortunadamente, la mayoría de los niños con artritis reumatoide juvenil tienen un pronóstico muy favorable y, tras recibir el tratamiento adecuado, aproximadamente el 80% de ellos crecerá sin deformidades y sin artritis en la vida adulta.
El tratamiento comúnmente aplicado se basa en un cronograma de ejercicios diseñado por un especialista médico y un fisioterapeuta. Es sorprendente la capacidad de curación que tienen los niños cuando la artritis daña las articulaciones, los huesos y los cartílagos.
Con los ejercicios se busca evitar que se pierda el movimiento articular y hacer que los miembros dañados crezcan adecuadamente. El tratamiento farmacológico que se receta está orientado a reducir la inflamación para que la fisioterapia sea menos dolorosa. La intensidad dependerá del tipo de artritis reumatoide que se padezca.
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