Una de las enfermedades cutáneas de diagnostico frecuente es la dermatitis seborreica, una afección que provoca la formación de escamas blancas o amarillentas en zonas grasosas del cuerpo como el cuero cabelludo, la cara, el oído y el pecho. En la mayoría de los casos produce inflamación, enrojecimiento y una fuerte sensación de picor.
Distinto a lo que muchos puedan creer, la dermatitis seborreica no se genera por la falta de higiene. Aparentemente, se produce cuando se altera el proceso de renovación celular en el cuero cabelludo y se acelera el desprendimiento de los corneocitos cutáneos, que luego se unen causando la formación de escamas o eccemas.
Cuando hay brotes de dermatitis seborreica, las costras, similares a la caspa, pero más grandes y rugosas, pueden desarrollarse en las cejas, pestañas, párpados, pliegues nasolabiales, detrás de las orejas, en la ingle y en la separación de los senos. No es una reacción alérgica, tampoco es contagiosa ni mucho menos peligrosa, pero sus síntomas son molestos y las lesiones pueden afectar la apariencia de la piel, hasta el punto de que quienes la padecen, llegan a manifestar angustia, ansiedad y depresión.
¿Por qué se produce dermatitis seborreica?
Estudios han determinado que la dermatitis seborreica puede ser hereditaria, debido a la gran cantidad de casos de padres e hijos que se han visto afectados por este trastorno. También se ha dicho que puede producirse por la presencia de un hongo denominado malassezia que se incuba en las áreas grasas, originando microinflamaciones que pueden agravarse si no se toman las medidas respectivas.
Existen otros factores de riesgo para la aparición de la dermatitis seborreica como estrés físico o emocional, cambios hormonales y climáticos, exceso de alcohol, mala nutrición, uso de productos abrasivos, fatiga, obesidad y climas extremos. A través de diversas investigaciones se ha asociado también a la enfermedad de Parkinson, traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares y VIH.
Tratamiento de la dermatitis seborreica
El cuidado de la piel y la prevención de los factores de riesgo son vitales para disminuir los efectos de la dermatitis seborreica. En las farmacias se ofrecen tratamientos de venta libre que pueden ser apropiados para contrarrestar los síntomas, pero no deben aplicarse antes de visitar a un especialista que determine la gravedad de la afección.
Aunque la dermatitis seborreica es una enfermedad inofensiva, que responde muy bien a productos específicos, hay situaciones en las que se evidencian cuadros de infección por exceso de rascado o lesiones muy dolorosas que tienden a drenar líquido o pus. Si eso sucede, indiscutiblemente se debe buscar ayuda de personal médico calificado.
Ciertos signos característicos de la dermatitis seborreica como las escamas y la resequedad del cuero cabelludo pueden controlarse con la utilización de un champú medicado a base de ácido salicílico, alquitrán de hulla, zinc, resorcina, ketoconazol o selenio. Su uso debe ser diario y al aplicarlo, es conveniente aflojar cuidadosamente las escamas con los dedos. Cuando hay complicaciones como sangrado, dolor e infección, se suele indicar un champú que contenga metronidazol, ácido azeláico y/o corticosteroides, especialmente si hay presencia del hongo malassezia. Para las costras de la cara, el pecho y el resto de cuerpo, son apropiados los inmunomoduladores tópicos como tacrolimus o pimecrolimus que disminuyen la hinchazón.
En la época de verano, cuando no hay humedad, y se reduce la producción de grasa en el organismo, la dermatitis seborreica suele mostrar mejoría, pero dependerá de cuan efectivas sean las técnicas implementadas para su control. Las actividades al aire libre y la correcta limpieza de las áreas afectadas también permiten prevenir complicaciones.
La dermatitis seborreica tiende a confundirse con sebopsoriasis, pero aunque comparten algunos síntomas, ésta requiere diagnostico y atención diferente. Para su detección es necesaria la realización de una biopsia de piel, con muestras de la zona afectada, y las lesiones son de color rojizo, con contornos delimitados y recubiertas de escamas de textura grasa.
Tanto los pacientes con dermatitis seborreica como los de sebopsoriasis, tienen prohibido el uso de jabones, pues tienden a irritar mucho más la piel. Para la limpieza diaria deben emplear loción micelar u otra similar. Las cremas hidratantes sólo deben utilizarse cuando haya sensación de tirantes. El resto del tiempo será mejor prescindir de ellas, para no incrementar la serosidad.
También en los bebés
La dermatitis seborreica es muy común en los lactantes y se le suele denominar costra láctea. Las lesiones suelen aparecer también en el cuero cabelludo, ojos, orejas, axilas, nariz y área del pañal. Con tratamiento oportuno, deben desaparecer antes de que el niño cumpla los tres años de edad. Se dice que puede surgir por los cambios hormonales de la madre durante el embarazo que, de cierta manera, estimulan las glándulas sebáceas del bebé.
Algunos padres sienten temor de lavarlos, pero es importante hacerlo, con los productos indicados por el pediatra. Con ayuda de un cepillo de cerdas suaves se debe intentar desprender suavemente las escamas para que no se fijen demasiado a la piel. No conviene el uso de aceites, ungüentos o lociones que activen la grasa, a menos que sea una de hidrocortisona de 1 por ciento, y sólo cuando haya mejorado la condición del pequeño para evitar la recurrencia de la enfermedad.
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