Esófago de Barrett es una condición médica dada por una modificación en el revestimiento del esófago que ocurre, generalmente, cuando las fibras que se hallan en la parte inferior del órgano no sellan correctamente y admiten la entrada del contenido gástrico que proviene del estómago (reflujo gastroesofágico).
Esta afección se presenta en aproximadamente el 10% de los pacientes que solicitan atención clínica por reflujo gastroesofágico.
El esófago de Barrett no causa síntomas ni señales específicas, pero se debe prestar atención si la persona comienza a sufrir una sensación de quemazón en el área inferior del pecho, dificultad para tragar, dolor torácico o regurgitación de los ácidos estomacales. También pueden evidenciarse eructos, hipo, dolor abdominal, náuseas, afonía, tos, molestia en la garganta y deficiencia respiratoria. .
Enfermedad pre maligna
Al esófago de Barrett se le considera un trastorno pre maligno, debido a que está relacionado con un posible riesgo de desarrollar cáncer de esófago, aunque con el tratamiento adecuado, y el control endoscópico oportuno, se puede disminuir esa probabilidad.
Esta patología fue descrita inicialmente por Phillip Rowland Allison en 1948. Sin embargo, fue en 1957 cuando tuvo mayor reconocimiento, por el cirujano británico Norman Barrett (1903-1979), por el cual recibió ese nombre.
La enfermedad puede diagnosticarse con una endoscopia, que muestre modificaciones en el revestimiento del esófago. La confirmación se dará posteriormente con una biopsia.
Causas del Esófago de Barrett
El esófago de Barrett es generado principalmente por la Enfermedad de Reflujo Gastroesofágico (ERGE), que provoca que el contenido presente en el estómago dañe las células que “enrollan” a la superficie del esófago inferior.
Es así como son más propensos los individuos que han padecido de ERGE por un largo período de tiempo, o a muy temprana edad. Además, se presenta con más frecuencia en hombres que en mujeres, especialmente en los caucásicos.
No obstante, vale la pena aclarar que la intensidad o la frecuencia de los síntomas de ERGE no incrementan las posibilidades de padecer esófago de Barrett.
La obesidad, el aumento de la edad y un historial familiar de la patología, son factores de riesgo.
No se ha podido saber por adelantado cuáles de los pacientes que presentan pirosis (sensación de quemadura que se extiende desde el estómago hasta la faringe, ocasionada por la regurgitación de líquido estomacal cargado de ácido), pueden llegar a sufrir del esófago de Barrett.
Como dato curioso, algunas personas con esófago de Barrett no llegan a presentar ardores esofágicos o estomacales en lo absoluto.
En algunas oportunidades, se han producido diagnósticos de esófago de Barrett por la ingesta de lejía, una sustancia considerada como corrosiva.
Complicaciones del esófago de Barrett
La mayoría de los pacientes con esófago de Barrett no terminarán sufriendo cáncer. Según estadísticas, unas 5 mil personas por año pueden llegar a ese extremo. El pronóstico de vida para quienes tienen cáncer de esófago es menor a un año.
Solo en algunos casos, se puede dar una displasia (modificación pre cancerosa del tejido), que incrementa el riesgo de cáncer esofágico.
Lo que sí ocurre de forma relativamente frecuente, es la aparición de úlceras esofágicas (son mucho más sangrantes que las úlceras que se forman sobre una mucosa normal) y estenosis, conocido como el estrechamiento de la luz del esófago, que afecta sobre todo al tercio medio de éste, específicamente en la unión entre la mucosa normal y la metaplasia. Como si fuera poco, puede desencadenar hemorragia digestiva.
Por todo esto, es necesario que quienes tengan esófago de Barrett se sometan a una endoscopia de control cada tres o cinco años, si se detectan células anormales.
Tratamiento del Esófago de Barrett
En principio, debe tratarse la Enfermedad de Reflujo Gastroesofágico (ERGE), para impedir que el esófago de Barrett empeore. La idea es aliviar los síntomas asociados con el reflujo del ácido.
Para esto, se receta antiácido después de cada comida, y antes de dormir, así como bloqueadores de los receptores H2 de la histamina, e inhibidores de la bomba de protones. Se recomienda además evitar el consumo de cigarrillos.
Seguidamente, debe tratarse el esófago de Barrett, generalmente a través de procedimientos quirúrgicos. Estos pueden ser, por ejemplo, una Terapia Fotodinámica (TFD), que consiste en la utilización de un globo esofágico (dispositivo especial de láser), combinado con el medicamento Photofrin. No obstante, este procedimiento no es muy popular, debido a su alto valor monetario, y los posibles efectos secundarios.
Otra opción puede ser una cirugía para extirpar el revestimiento anormal, o el empleo de alta energía para que desaparezca el tejido precanceroso, conocida como ablación con radiofrecuencia, la cual proporciona resultados muy prometedores para combatir la displasia.
Algunos cambios en el estilo de vida también ayudan, tales como mantener un peso saludable, evitar vestirse con ropa apretada, e ingerir porciones más pequeñas de alimentos pero más frecuentes.
Cuidados
Las personas deben acudir a una consulta médica si tienen problemas para deglutir, o presentan una acidez gástrica por varios días consecutivos. Además, si sufren de hematemesis (regurgitación sangrienta), o de dolor retroesternal.
Igualmente, deben solicitar ayuda si ya le han diagnosticado la enfermedad y los síntomas se agudizan, o si aparecen nuevos, tales como pérdida de peso progresiva.
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