Entre los tipos de cáncer más frecuentes en niños y adolescentes, se encuentra el linfoma de Burkitt, una forma poco frecuente y agresiva del linfoma no Hodgkin, que afecta el sistema inmunitario, dejando “indefenso” al organismo para protegerse de determinadas infecciones.
Aunque es considerado el tumor de más rápido crecimiento de la especie humana, en la última década se han mejorado considerablemente los métodos de curación y supervivencia de los pacientes con esta enfermedad. En la mayoría de los casos se trata con quimioterapia de combinación, inyectando la medicina directamente en el líquido cefalorraquídeo para evitar que el cáncer se disemine por el sistema nervioso central. Cuando se evidencia obstrucción intestinal es indispensable recurrir a cirugía.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la leucemia tipo Burkitt y el linfoma tipo Burkitt como diferentes formas de presentación de una misma patología. El linfoma de Burkitt recibe también el nombre de linfoma de células pequeñas no hendidas. Es más frecuente en niños (30-50% del total de casos) y en pacientes inmunocomprometidos (VIH).
Clínicamente se clasifica como una enfermedad de comienzo brusco y comportamiento agresivo, pero potencialmente reparable. Se presenta más comúnmente en habitantes de África Subsahariana y está estrechamente relacionado con el virus de Epstein-Barr (VEB) y la malaria crónica.
Tipos de linfoma de Burkitt
Los tipos varían según la ubicación geográfica y las partes del cuerpo afectadas. Existen tres variantes:
- Linfoma de Burkitt esporádico. Se evidencia fuera de África (Poco frecuente en los países desarrollados). En algunos casos se lo asocia con el Virus de Epstein-Barr (VEB) que pertenece a la familia de los virus del herpes. Afecta la parte inferior del abdomen, donde finaliza el intestino delgado y comienza el intestino grueso.
- Linfoma de Burkitt endémico. Es usual en África Ecuatorial, donde se le vincula con la malaria crónica y la infección de VEB. Los huesos faciales y la mandíbula suelen ser las partes más afectadas, aunque la enfermedad también puede atacar el intestino delgado, los riñones, los ovarios y las mamas.
- Linfoma de Burkitt relacionado con la inmunodeficiencia. Podría guardar relación con el uso de fármacos inmunosupresores como los que se emplean para evitar el rechazo de trasplantes, y en los tratamientos de VIH/SIDA.
¿Quiénes son más proclives a sufrir el LINFOMA DE BURKITT?
La mayor incidencia está en los niños, especialmente los del sexo masculino. Las cifras aumentan cada día más en África del Norte, Oriente Medio, América del Sur y Papúa Nueva Guinea. Muchas veces se relaciona con el VEB, que es un virus de la familia de los herpesvirus y que causa la mononucleosis infecciosa. Las infecciones virales transmitidas por insectos y los extractos de hierbas que estimulan el crecimiento de tumores también son factores que podrían contribuir a la aparición de esta enfermedad.
Desde los 15 a los 19 años, los linfomas representan el 27% de todos los tumores primarios, seguidos de las leucemias (16%), tumores de ovario/testículo (11%) y del sistema nervioso central (10%). Dentro de los linfomas, en pacientes de esta edad, el de tipo no Hodgkin representa el 57% de los casos y de estos, sólo la tercera parte son linfomas Burkitt.
Para estar alerta
En general la patología puede provocar fiebre, pérdida de peso y sudoración nocturna. El resto de los indicios varían según el tipo de linfoma de Burkitt.
En el esporádico se incluyen dolor abdominal e hinchazón (ascitis), afectación de los huesos faciales (incluida la deformación), obstrucción intestinal, glándula tiroides agrandada y amígdalas agrandadas.
Los pacientes con linfoma de Burkitt endémico presentan hinchazón y deformación de los huesos de la cara y rápido aumento en el tamaño de los ganglios linfáticos (los ganglios linfáticos agrandados no duelen). Los tumores pueden crecer muy rápido, y algunas veces duplicar su tamaño en un rango de 18 horas.
Diagnóstico del Linfoma de Burkitt
Es importante estar atentos ante cualquier anomalía que presente la salud del niño o joven y acudir al especialista. Un diagnóstico temprano del cáncer amplía las expectativas de vida. Durante la consulta se revisarán los antecedentes médicos y se le hará un examen físico.
Para confirmar el diagnóstico se realiza una biopsia del tumos. La médula ósea y el sistema nervioso central generalmente muestran anomalías y tras examinarlos se puede saber cuánto se diseminó el cáncer.
Para determinar en qué estadio se encuentra el linfoma de Burkitt se evalúa el nivel de afectación de los ganglios linfáticos y los órganos. Si la médula ósea o el sistema nervioso central se ven comprometidos, significa que se encuentra en el estadio 4.
Diversos estudios han demostrados que más de la mitad de individuos que inician su tratamiento con diagnóstico temprano, llegan a curarse completamente con la aplicación de quimioterapia intensiva. Las posibilidades de sobrevivencia se disminuyen en la medida de que el tumor se vaya diseminando por la médula ósea o el líquido cefalorraquídeo.
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