El tabaquismo es considerado un daño o intoxicación severa, provocada por la adicción a la nicotina, principal componente del cigarrillo, así como por la constante exposición a unas cuatro mil sustancias químicas, en su mayoría cancerígenas y tóxicas, presentes en el humo del tabaco.
Según varios informes presentados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaquismo es la primera causa de muerte prevenible en los países desarrollados.
Solo en Europa, el tabaquismo es responsable de 1,2 millones de fallecimientos cada año, de los cuales 50 mil corresponden a España.
No afecta solamente a los que fuman, sino también a los fumadores pasivos, es decir, a los que se ven perjudicados por la inhalación del humo del cigarrillo.
Los casos más graves se presentan en niños, ya que se han documentado muertes súbitas en lactantes, así como infecciones, trastornos del comportamiento y del desarrollo en infantes menos de tres años de edad.
Consecuencias del tabaquismo
El tabaquismo es una condición extremadamente grave, puesto que está relacionada directamente con el surgimiento de unas 30 enfermedades, entre ellas 10 diferentes tipos de cáncer, y el 50% de las afecciones cardiovasculares conocidas hasta el día de hoy.
El cáncer de pulmón es la consecuencia más común, de hecho, el 90% de las muertes por esta afección, se dan por la ingesta de cigarrillos.
Otros tipos de carcinomas vinculados con el tabaquismo son: de faringe, laringe, hígado, vejiga y riñón.
Una serie de problemas respiratorios surgen por el tabaquismo, entre ellas, bronquitis crónica, y la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
La EPOC es un trastorno pulmonar, caracterizado por la obstrucción de las vías respiratorias de forma irreversible y progresiva. Este padecimiento avanza de forma lenta y genera una disminución considerable en la calidad de vida de los afectados, pudiendo ocasionar la muerte prematura.
Se ha comprobado que el tabaquismo puede ocasionar deterioros graves en el sistema reproductor de las mujeres.
más allá del embarazo
Durante el embarazo, el tabaquismo es muy perjudicial, tanto para la fumadora, como para el bebé, quien puede nacer con bajo peso (entre 150 y 250 gramos menos), con deficiencias respiratorias, o sufrir de un infarto, muerte súbita o leucemia.
Las mujeres, por su parte, pueden presentar desprendimiento de la placenta de forma prematura, embarazo ectópico, alteraciones cardíacas o hemorragias vaginales.
Dentro de las enfermedades cardiovasculares producidas por el tabaquismo se encuentran: aneurisma, arteriopatía coronaria (que incluye ataques cardíacos y agina), coágulos sanguíneos, Accidente Cerebro Vascular (ACV), formación de coágulos de sangre en las piernas que pueden llegar a los pulmones, así como problemas de erección, debido a la reducción del flujo sanguíneo al pene.
Igualmente, se puede desarrollar gastritis, esofagitis por reflujo, úlcera gastrodoudenal, y también hipertrofia de papilas gustativas, con disminución del sentido del gusto.
Daños del tabaquismo en la piel
Es causante de muchos problemas dermatológicos, tales como el síndrome de envejecimiento precoz. Una forma de prevenirlo, es con el consumo de 50% más de agua de lo normal, puesto que el cigarrillo produce un grado ligero de deshidratación.
Acné no inflamatorio, quistes, puntos negros y blancos, dolencia generalizada como consecuencia de los poros cerrados también se derivan de la adicción a la nicotina.
Prevención y tratamiento del tabaquismo
La principal forma de evitar el tabaquismo es, evidentemente, no fumar. Algunos factores que pueden colaborar con la prevención son: incremento en los precios de los cigarros, prohibición del expendio del producto, así como la restricción total en la publicidad y patrocinio de los productos del tabaco.
La creación o disposición de espacios cerrados 100% libres de humo de tabaco, también suele ser útil para lograr que las personas dejen de fumar, o que por lo menos disminuyan su consumo.
Dejar de fumar es posible, pero puede resultar complicado por la adicción a la nicotina, la sustancia que está directamente relacionada con el tabaquismo.
La ingesta de medicamentos para dejar de fumar también es efectiva, especialmente si el sujeto no puede hacerlo por sus propios medios. Pastillas de bupropión, vareniclina, así como parches, inhaladores y chicles son útiles para dejar de fumar. Algunos de ellos se venden sin receta médica, sin embargo, siempre debe acudirse primeramente a una consulta con un médico profesional, quien podrá suministrar las indicaciones para su uso.
El tabaquismo y el cáncer
Hay dos factores por los cuales el tabaquismo se considera potencialmente peligroso. Uno de ellos, es la capacidad que tienen las sustancias del humo del cigarro para menoscabar la funcionalidad del sistema inmune y provocar la multiplicación irregular de las células, sin garantía de que el organismo pueda extinguir las cancerosas.
Como si fuera poco, esas mismas sustancias dañan o transforman el ADN de las células, haciendo que éstas crezcan sin control y provoquen la aparición de cáncer.
El tabaquismo se asocia con unos 100 tipos de cáncer y hay signos son comunes en buena parte de ellos: molestia después de comer, imposibilidad para tragar, aparición de cultos o tumores, hemorragia, agotamiento, secreción inusual, ronquera, disminución de peso, falta de apetito, cambios en los hábitos urinarios e intestinales, entre otros.
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