Son comunes los casos de mujeres, de entre 20 y 30 años de edad, que acuden a un especialista por haberse palpado un “bulto extraño” en uno o ambos senos. En muchos casos, se diagnostica un tumor benigno denominado fibroadenoma mamario, que por lo general no produce síntomas, sino que es descubierto de forma casual.
El fibroadenoma mamario suele ser duro y redondo. Es considerado una neoplasia o masa anormal de tejido fibroso y glandular. Por lo general mide entre 3 y 5 centímetros, y es de libre movimiento en el tejido de la mama. No cancerígeno, por lo que no se puede propagar a otros órganos.
El fibroadenoma mamario también se puede identificar por ser firme, elástico, indoloro, de bordes lisos y bien definidos. Si posee estas características, no es de obligatoria extirpación, pero si llegase a tener una forma irregular y puntiaguda, sí debe extraerse de forma inmediata.
Puede crecer a lo largo del período reproductivo de la mujer, muy frecuentemente antes de los 30 años de edad y durante el embarazo. Se calsifica o reduce considerablemente su tamaño después de la menopausia, debido a que su principal causa de aparición es el aumento de la sensibilidad de un foco mamario a los estrógenos.
Cuando se consiguen bultos en mujeres mayores de 40 años, se deben efectuar pruebas específicas para el descarte del cáncer.
Causas del fibroadenoma mamario
Aunque se desconocen las causas concretas de la aparición del fibroadenoma mamario, se ha determinado que guarda relación con los genes y el desarrollo exagerado de tejido conectivo y epitelial.
Una de los principales factores de riesgo es la variación de los niveles de estrógeno y progesterona en la mujer, sobre todo cuando está expuesta a tratamientos hormonales. También es ocasionado por cambios fibroquísticos o formación de quistes, que producen dolor durante el ciclo menstrual.
Estudios han demostrado que las féminas de raza oscura son más propensas a presentar fibroadenoma mamario, al igual que las jóvenes de raza blanca. Cabe destacar, igualmente, que los bebés, de ambos sexos, no están exceptos de tener un fibroadenoma mamario, debido a los estrógenos producidos por su madre al momento de nacer. En caso de que así sea, éste desaparecerá cuando ya no haya estrógeno en el cuerpo del pequeño.
Las niñas de nueve años de edad también suelen tener “brotes mamarios” o fibroadenomas, justo antes de iniciar su etapa de desarrollo. Así mismo, las protuberancias de mama pueden aparecer en hombres adolescentes, producto de los cambios hormonales. Desaparecen tras la pubertad.
Consecuencias del fibroadenoma mamario
Aunque el fibroadenoma mamario es un tumor benigno, es importante resaltar que las mujeres que hayan experimentado este tipo de formación en sus tejidos mamarios, tienen mayor probabilidad de padecer cáncer de mama que aquellas mujeres que no han tenido alteraciones de ningún tipo en sus senos.
Al palparse un bulto con las características antes mencionadas, deben mantener un control médico frecuente para verificar que no hayan cambiado de forma o tamaño. En caso de que los tumores encontrados provoquen arrugas (parecidas a la de la concha de naranja), moretones sin razón aparente y secreción de sangre por los pezones, es indispensable acudir a un especialista.
Diagnóstico DEL FIBROADENOMA MAMARIO
El diagnóstico más efectivo para el fibroadenoma mamario es la palpación mamaria en conjunto con la ecografía.
En caso de que exista alguna duda de si son benignos o no, se puede practicar la Trucut o sistema ABI (Punción con Aguja Gruesa), una técnica que consiste en extraer un cilindro de tejido tumoral conformado no sólo por sus células sino también por los elementos de soporte. Este método ha desplazado a la incisión o punción por aguja fina, debido a que permite obtener mayor cantidad de tejido para analizar.
Las biopsias también suelen ser efectivas en sus distintos tipos: quirúrgica abierta, estereotáctica y guiada con ultrasonido. Cuando las mujeres tienen 20 años de edad o menos no suelen necesitar biopsia, ya que el fibroadenoma mamario tiende a desaparecer.
Tratamiento DEL FIBROADENOMA MAMARIO
Existen varias opciones de tratamiento del fibroadenoma mamario, que abarcan desde métodos orales hasta quirúrgicos, y se realizan bajo estricta vigilancia médica.
Cuando el diagnóstico ha arrojado fibroadenomas mamarios, se puede optar por la administración de linestrenol y otras hormonas que disminuyen su tamaño. También se pueden usar antinflamatorios de aplicación tópica, en forma de gel o crema, o anticonceptivos.
Si los fibroadenomas mamarios se multiplican razonablemente, y siguen en crecimiento constante, se deben tomar medidas más invasivas como la extirpación. Este procedimiento se puede llevar a cabo a través de una tumorectomía o una biopsia escisional, que amerita un corte en la mama para extraer el tumor en su totalidad. Casi siempre los especialistas sacan la porción de tejido mamario que se encuentra alrededor del fibroadenoma, pero esto podría generar consecuencias estéticas poco agradables. Es por esto, que la extirpación se toma como última alternativa. Además, no es definitiva. Después de una operación, es posible que se formen nuevos fibroadenomas.
Un recurso más avanzado es la crioablación, con la que se destruye la masa a partir del frío extremo aplicado por una aguja, la cual se introduce por medio de una pequeña incisión (de dos a tres milímetros). Se aplica en tumores de menos de cuatro centímetros de diámetro.
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