La endometriosis es una enfermedad benigna que aqueja a las mujeres en edad fértil. Se origina cuando el endometrio sale del útero y se aloja fuera de éste, provocando la formación de implantes (placas pequeñas), nódulos (placas grandes) o endometriomas (quistes en los ovarios). Aunque puede causar dolor, alteraciones menstruales, sangrado y afectaciones en el tubo digestivo y la vejiga, es la infertilidad su complicación más notable. Se estima que entre un 25% y 50% de las mujeres estériles, padecen de endometriosis.
El quiste en los ovarios o endometrioma, es la variante más común de esta patología. Es una formación que se desarrolla dentro de los ovarios, como una masa pélvica que se crea por el crecimiento del tejido endometrial ectópico. Suele contener un líquido marrón grueso con altas concentraciones de hierro, por el que se les hace llamar “quistes de chocolate”. Por lo general se adhieren al peritoneo, las trompas de Falopio y los intestinos.
Las pacientes con endometriosis tienen entre 17% y 44% de probabilidades de presentar uno o varios endometriomas. Los signos primarios son fiebre de bajo grado, alto recuento de glóbulos blancos, dispareunia e hinchazón en el área pélvica. En ocasiones, tiende a confundirse con apendicitis o enfermedad inflamatoria pélvica, por lo que debe prestarse especial atención a las pruebas diagnosticas, para poder aplicar un tratamiento correcto y oportuno.
Causas de la endometriosis
Hay varias teorías sobre las causas de endometriomas. Algunos médicos sostienen que una porción de sangre de la menstruación recorre las trompas de Falopio y se vacía sobre el vientre, en vez de expulsarse del cuerpo, originando la producción de quistes en los ovarios. Sin embargo, esta creencia ha perdido fuerza a raíz de la detección de decenas de mujeres que presentan esta anomalía, sin llegar a formar endometriomas.
Otros especialistas aseguran que aparecen por una constante baja en las defensas. El sistema inmune tiene que limpiar al organismo de células anormales y microbios a la altura del vientre, pero al estar debilitado, da libre acceso a las células del endometrio, haciendo que se adhieran a otros órganos o tejidos adyacentes.
Una tercera hipótesis deriva del patrón observado en las pacientes, y confirma la existencia de un vínculo hereditario.
Factores de riesgo
Mientras la mujer se encuentre en edad fértil, tiene amplias posibilidades de desarrollar endometrioma, pero hay otros factores de riesgo que se deben tener en consideración. Algunos de ellos son:
- Ciclos cortos, de menos de 27 días, especialmente si son con sangrado menstrual abundante y con una prolongación de más de siete días.
- Menarquía precoz.
- Intervenciones quirúrgicas previas sobre el útero.
- Alteraciones anatómicas en el tracto genital.
Síntomas del Endometrioma
Cuando hay endometriomas, la dolencia se agudiza durante el ciclo menstrual, por los desniveles hormonales. Llega a sustituir al revestimiento ovárico y conforme crece, genera hinchazón y molestias en la pelvis.
Con frecuencia se localizan en el ovario izquierdo, y su tamaño es muy variable. Existen casos documentados de mujeres con endometriomas del tamaño de una pelota de béisbol.
Se manifiestan de múltiples maneras, entre ellas:
- Menstruaciones dolorosas que se intensifican en cada período.
- Dolencias en la zona pélvica al evacuar u orinar.
- Espasmos a la altura de la pelvis y del vientre.
- Dolencias en el área pélvica al inclinarse, ejercitarse o estirarse
- Si existe torcedura del ovario y hemorragia, se experimentará un fuerte dolor.
- La ruptura del endometrioma está acompañada por vómitos, dolor agudo y fiebre.
- Hemorragias o manchado entre menstruaciones
- Flujo vaginal en tonos oscuros
En caso de presentar dolencias fuertes y súbitas en la zona pélvica, se debe recurrir de inmediato al doctor. Un endometrioma desgarrado o un ovario torcido son urgencias clínicas.
Un dato importante de señalar, es que el 50% de las afectadas no evidencian síntomas. Por ende, es necesario mantener un chequeo ginecológico regular, para prevenir cualquier irregularidad.
Algunas acciones que podrían disminuir el riesgo de aparición de endometriomas son la práctica de ejercicio frecuente (más de siete horas a la semana), la ingesta de anticonceptivos orales y la implementación de una dieta balanceada.
Dos abordajes para un diagnóstico de Endometrioma
Siendo una patología que puede carecer de síntomas, el diagnóstico puede retrasarse siete años.
La primera herramienta para una detección temprana es el eco. El perfil de la endometriosis es reconocible: presencia de quistes en los ovarios, con características específicas.
Una vez localizado, el especialista puede extraer una muestra del tejido, mediante una biopsia, para descartar que el tumor sea maligno.
De igual modo, podría sugerir una cirugía por laparoscopia para comprobar la existencia o no de heridas visibles en los órganos implicados. Esta técnica es aconsejable cuando los dolores son intensos y continuos.
Otra alternativa es la resonancia magnética nuclear, que se reserva para casos de endometriosis profundas que llegan a comprometer el recto.
A las féminas de 45 a 50 años, se les pueden extirpar los ovarios para mayor bienestar. Esta medida se aconseja en ocasiones puntuales, puesto que compromete la fertilidad.
tratamiento del endometrioma
La primera opción de tratamiento ante un endometrioma son los fármacos. Se suelen recetar analgésicos, pastillas antiinflamatorias carentes de esteroides, píldoras anticonceptivas para regular las hormonas y andrógenos para disminuir el estrógeno.
Si el endometrioma supera los 4cm es precisa la biopsia y la operación quirúrgica. Una cirugía conservadora permitirá mantener el útero y consiste básicamente en la ablación con láser de las lesiones, las adherencias y las fibrosis. Un procedimiento definitivo llevará a la extirpación de útero, trompas y ovarios si es necesario. Se recurre a ella cuando el abordaje con medicinas no es suficiente.
En cualquier caso, el método de tratamiento se elegirá según la intensidad de los síntomas, la gravedad de la enfermedad, la ubicación de los quistes, la edad de la paciente y su deseo o no de procrear.
Peligros de la operación
Se descarta la cirugía si la afectada planea embarazarse mediante fertilización in vitro (FIV). Después de la operación disminuye la cantidad de óvulos en el organismo, dificultando el éxito de la FIV.
Entre los peligros destacan el agravamiento de la esterilidad, la ruptura del tumor, el incremento de la dolencia, las infecciones, el daño en los ovarios y el sangrado abudante.
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