Cuando las personas se encuentran ante una situación de estrés, amenaza o peligro, suelen experimentar ansiedad. Vista como un estado mental que genera inquietud, excitación e inseguridad, la ansiedad actúa como un mecanismo de adaptación y alerta que incita al individuo a asumir determinadas acciones como escapar, atacar o neutralizar, dependiendo de la naturaleza del suceso. Se dice que mejora la anticipación y respuesta ante los hechos, para reducir sus consecuencias.
En esencia, la ansiedad es un estado natural, pero cuando se presenta de forma irracional y recurrente, en ausencia de un estímulo, con excesiva intensidad y prolongada duración, superando la capacidad adaptativa, se habla de una ansiedad patológica que produce un nivel visible de disfuncionalidad. Disminuye el rendimiento, se acompaña de una sensación desagradable y desmotivadora que perdura más allá de los motivos que la han ocasionado. Este tipo es el elemento principal de los trastornos de ansiedad.
¿Porque se genera la ansiedad?
La ansiedad se produce como consecuencia de las múltiples dificultades a las cuales están expuestas las personas, y por la falta de recursos internos para adecuarse a los cambios que se van produciendo en la vida.
¿Que son trastornos de ansiedad?
Los trastornos de ansiedad son los más comunes de todas las enfermedades psiquiátricas. Se inician a corta edad, menos de 15 años, alcanzando la mayor prevalencia entre los 25 y 45 años. Ocurren más en mujeres que en hombres, y se desarrollan de distintas maneras. Por esto, es necesario indagar y descubrir la posible causa para poder enfrentarlos de un modo más eficaz.
Entre los factores desencadenantes destacan: tendencia a reaccionar exageradamente ante las dificultades, experiencia de un evento especialmente traumático, aparición repentina de un problema importante y acumulamiento de pequeños inconvenientes que superan la capacidad de aguante, entre otros.
características
Las personas que padecen ansiedad presentan una serie de cambios somáticos y psíquicos. Entre los síntomas físicos se encuentran: aumento de la tensión muscular, dolor de cabeza, molestias torácicas como opresión precordial, ahogo, palpitaciones y taquicardia; mareos, desmayos, fluctuaciones de la presión arterial, molestias digestivas como sensación de malestar al tragar, nauseas, diarrea y dolores abdominales, dificultad para conciliar el sueño, aumento de la frecuencia y urgencia urinaria.
Entre los signos psíquicos se hallan: inquietud, nerviosismo, preocupación excesiva y desproporcionada, dificultad para concentrarse, dificultad para memorizar, olvidos, irritabilidad, miedos irracionales y temor injustificado de que algo grave va a ocurrir, como enfermarse, morirse, enloquecerse o perder el control.
Hay personas que intentan reducir los síntomas comiendo, fumando o bebiendo café o alcohol; acciones con las cuales logran tranquilizarse en un primer momento, pero que a largo plazo pueden complicar la situación, ya que lo que ingieren contiene componentes dañinos que tienden a aumentar la ansiedad.
Asimismo, muchos pacientes asumen conductas de evitación huyendo de las situaciones que detonan de la ansiedad, lo que puede convertirse en un mal hábito que agrava el diagnostico. El huir no contribuye en nada. Lo recomendable es hacer frente al estímulo desagradable, con ayuda de un terapeuta.
Es importante saber que los especialistas, consideran que ésta no produce enfermedades cardiacas, daños físicos ni demencia. Pero, sí puede lograr que las personas se sientan infelices, depresivas e irritables, y hasta propicien discordias en las relaciones de pareja, familiares y laborales. Además, puede inducir al consumo de sustancias tóxicas, lo cual es fatal.
tratamiento para los trastornos de ansiedad
El tratamiento para los trastornos de ansiedad es combinado, pues contempla terapias y fármacos. En primer lugar se recomienda proporcionar psicoeducación, que consiste en dar al paciente explicaciones sencillas de lo que tiene y de los factores biológicos y psicosociales que han intervenido en el trastorno que padece. Además, se le debe notifica sobre lo que se espera del tratamiento, incluyendo los posibles efectos secundarios.
El segundo paso es la aplicación de técnicas de relajación, psicoterapia, terapias cognitivas conductuales y técnicas conductuales de desensibilización.
También es necesario que el individuo adopte medidas como hacer ejercicios físicos, salir de paseo, compartir con familiares y amigos, dedicarse tiempo a sí mismo, otorgarse estímulos compensatorios y evitar expectativas que no puedan cumplirse para impedir sentimientos de frustración. Los objetivos pautados deben ser realistas.
Es fundamental autoevaluarse para conocerse y saber cuándo puede iniciarse un evento de ansiedad, para poder controlarlo al sentir los primeros síntomas. Aprender a distinguir entre preocupaciones reales y preocupaciones no reales, es sin lugar a dudas, una excelente medida para evitar la ansiedad.
Por otra parte, está el tratamiento farmacológico, de significativa relevancia porque complementa el plan terapéutico. Una vez realizado el diagnóstico específico del trastorno de ansiedad, se debe indicar medicamentos ansiolíticos, antidepresivos, estabilizadores de humor y neurolépticos, a criterio del doctor tratante. Lo que se busca es disminuir los síntomas hasta un nivel manejable, ya que en muchos casos no es posible eliminar el trastorno en su totalidad.
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