Existen muchas enfermedades que afectan la piel, causando graves molestias y un desagradable aspecto. El herpes zóster es una de ellas, y se trata de una erupción cutánea vesicante, que se produce acompañada de ampollas, dolor y punzamiento.
El herpes zóster es una de las afecciones de la familia Herpesviridae, cuyo nombre de origen griego significa reptar o deslizarse. Esto se debe a que la mayoría de las patologías congregadas en este grupo, ocasionan una propagación de irritaciones que parecieran arrastrarse sobre la dermis. La palabra zóster, que deriva del latín zoster, y a su vez es natural de un término griego que traduce cinturón, hace referencia a la forma de franja que toman los eritemas provocados por esta patología.
Descripción del Herpes zóster
El herpes zóster es una enfermedad generada por la reactivación del virus latente varicela zóster. Tras padecer la varicela, el virus continúa en el organismo, puede no producir inconvenientes durante años, pero en cualquier momento retornar como herpes zóster.
Esta afección aqueja los nervios periféricos y afecta a la piel con pequeñas y dolorosas burbujas que crecen en forma de anillos, concentradas en un determinado lugar. Se conoce coloquialmente como culebrilla, y en ciertas zonas del Mediterráneo, como España, Italia y Malta, se le designa como fuego de San Antonio.
El herpes zóster puede presentarse en cualquier persona, independientemente de donde se encuentre, ya que es una condición de salud universal. Se observa más en individuos de edad avanzada o mayores de 50 años de edad, con alteraciones del sistema inmunitario. No obstante, quienes hayan padecido de varicela, tienen más riesgos de contraerlo.
¿Se puede contagiar el Herpes zóster?
La respuesta es no. El herpes zóster no es contagioso. El virus se difunde por el contacto directo con la erupción. Sin embargo, una erupción de culebrilla transmite el virus de la varicela a quien nunca la padeció. Ocurre mucho en niños, que podrían enfermar con varicela en lugar de herpes zóster.
¿Cuáles son las causas?
Como se dijo, el herpes zóster proviene de la varicela porque el virus sigue latente en algunos nervios del cuerpo. Cuando el virus se reactiva el herpes zóster sobreviene. Hay personas que enferman muy levemente de varicela y no se percatan de la infección, razón por la cual la presencia del virus no es clara, y suele presentarse sólo un ataque.
¿a Quiénes afecta el herpes zóster?
Como se mencionó anteriormente, pueden ser afectados grupos de cualquier edad, pero tienen mayores probabilidades de desarrollarlo quienes hayan padecido varicela antes de cumplir 1 año, personas con más de 60 años de edad, y sujetos con un sistema inmunitario debilitado por efecto de medicamentos o de cierta patología.
Asimismo, personas en contacto directo con la erupción de herpes zóster, pueden enfermar de varicela, especialmente si no les dio varicela en la niñez o no recibieron la vacuna.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
El herpes zóster es una enfermedad de fácil diagnóstico cuando se desarrollan todos los síntomas, por el esquema particular de distribución de las lesiones. Por lo demás, existen muchas pruebas de laboratorio que permiten corroborar el diagnóstico. Si hay lesiones atípicas, existe la opción de obtener una muestra de líquido para su cultivo e identificación. De igual forma, se pueden realizar exámenes de serología para determinar anticuerpos contra el virus.
Es preciso comentar que el herpes zóster puede comprometer los ojos y el sistema nervioso. En esas situaciones se deben extremar los cuidados y efectuar pruebas más específicas, según las indicaciones médicas.
¿Cuáles son los síntomas del Herpes zóster?
Los primeros síntomas en presentarse con el herpes zóster son ardor, dolor y hormigueo o picazón en un lado del cuerpo o de la cara. Puede ser un dolor leve o severo, antes de que aparezca cualquier erupción o ampolla. La erupción abarca ordinariamente un área precisa de la columna, próxima a la parte frontal del pecho. De igual modo puede brotar en el rostro, afectando los ojos, la boca y los oídos.
Una secuela tras la disipación de los signos cutáneos es la neuralgia posherpética (NPH), sensación dolorosa crónica que puede durar semanas o años, luego de la desaparición de las ampollas.
Otras señales pueden incluir: Dolor de cabeza, abdominal y en las articulaciones; fiebre y escalofríos, malestar general, úlceras genitales, infección de los ganglios linfáticos.
¿Qué tratamiento debe indicarse?
No hay un tratamiento curativo para el herpes zóster, ni se puede eliminar el virus del organismo. La medicación es paliativa, fundamentada en la utilización de calmantes para disminuir el dolor y el uso de antivirales que detienen la infección. Estos medicamentos son más efectivos si se inician dentro de las primeras 72 horas, antes de que surjan las ampollas.
La prevención si es posible, mediante la aplicación de una vacuna que disminuye sus efectos, y que por lo general se administra en aquellas poblaciones de riesgo. La vacuna es aconsejada para personas de 60 años o más. En ciertos casos, los médicos pueden indicarla a personas de entre 50 y 59 años de edad.
Es pertinente acotar que existen personas que atacan esta enfermedad con remedios naturales y rituales religiosos. Su funcionamiento o no, depende de las creencias particulares.
¿Cuál es el pronóstico?
El herpes zóster tiende a desvanecerse en 2 o 3 semanas y rara vez reaparece. Si el virus afecta los nervios motores, puede exhibirse agotamiento, y parálisis temporal o permanente.
A veces, el dolor en el área de la culebrilla dura meses o años, y se conoce como neuralgia posherpética. Se presenta cuando los nervios han sido dañados.
Es importante saber que debe evitarse el roce con irritaciones y ampollas del herpes zóster o varicela, en caso de no haber sufrido de varicela o no estar vacunado contra esta enfermedad. Los adultos inyectados contra el herpes zóster, si llegasen a contraer la afección, poseen escasas posibilidades de complicaciones.
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