Para funcionar correctamente, nuestro cuerpo requiere de sal, que contiene sodio, pero un consumo elevado puede traer consecuencias dañinas para nuestra salud, especialmente cuando sufrimos determinadas patologías.
La dieta hiposódica, es decir que limita el consumo de sodio, es específicamente recomendada para los pacientes que padecen de presión arterial elevada o que tienen problemas cardíacos. Sin embargo, muchas veces nuestra alimentación incluye un contenido alto en sodio, por lo que no está demás reducir su ingesta para evitar la retención de líquidos y enfermedades relacionadas.
Como el sodio atrae el agua, este genera la retención de líquidos y cuando esto ocurre, se eleva el caudal sanguíneo y en consecuencia se produce la hipertensión, claro aunado a otros factores.
Para seguir una dieta hiposódica no basta con eliminar el salero de la mesa. Nuestro menú debe ser cuidadoso y restringir, como mínimo, a 2.000 miligramos al día el empleo de sodio. Un régimen severo disminuye aún más esta cantidad, ubicándola hasta en 200 miligramos diarios.
Cómo aplicar la dieta hiposódica
Para bajar el consumo de sal, lo principal es cambiar nuestros hábitos alimenticios. Hay que seguir una alimentación balanceada, que incluya una gran variedad de productos, especialmente frescos, y huirle a los procesados.
Hortalizas, verduras, frutas y vegetales serán los aliados para cumplir con la dieta hiposódica. Al hacer la compra, procure incluirlos en grandes cantidades, al igual que las carnes de res, pollo, pavo y pescados.
Hay que tener en cuenta que el sodio puede encontrarse oculto en conservantes o saborizantes de productos enlatados, refrescos dietéticos, salsas preparadas (mayonesa, kétchup) y edulcorantes, etc. Por lo que hay que fijarse en la etiqueta antes de meterlos en el carrito del supermercado.
Ubique en el empaque o lata la información nutricional del alimento, pues en ella siempre se muestra el contenido calórico, los carbohidratos, proteínas y grasas que posee, y también el contenido de minerales como el sodio. Un producto con menos de 100 mg de sal por porción es bueno para la dieta hiposódica. Si el sodio encabeza la lista de ingredientes en la etiqueta no lo adquiera.
Póngale un alto
Si está siguiendo una dieta hiposódica debe eliminar de su menú la comida rápida, como hamburguesas y perros calientes, la charcutería, en especial los jamones curados o ahumados. También deberá decir adiós a las aceitunas, anchoas y encurtidos.
Las chucherías o dips empacadas contienen mucha sal, al igual que la salsa de soya, quesos madurados, galletas y aderezos para ensalada que vienen listos, por lo que no es una buena idea ingerirlos si se sigue el régimen de la dieta hiposódica.
Aunque al principio sienta que la comida que prepara es insípida, con el tiempo se acostumbrará a los platillos bajos en sal. Sin embargo, falta de sodio no es sinónimo de falta de sabor. Puede hacer uso de aliños, hierbas, pimienta, ajo, cebolla y limón para condimentar sus alimentos.
El glutamato monosódico contiene mucho sodio y no se incluye en la dieta hiposódica, por lo que se recomienda eliminarlo del menú. La comida china o asiática generalmente hace uso de este resaltador de sabor, por lo que es preferible preparar los platos que le gusten en casa.
Fuera de casa
Si va a comer en un restaurante trate de mantener los principios de su dieta hiposódica y elija cocciones asadas, al vapor, hervidas o a la plancha. Pida al cocinero que no añada sal, salsas o quesos a su orden. Para aderezar las ensaladas use hierbas, aceite y vinagre. En cuanto a los postres, lo mejor será pedir una ensalada de frutas frescas.
En el mercado existen sustitutos de la sal o las llamadas sal light, antes de decidirse a comprar alguno de estos productos pregunte a su médico especialista si le convienen, pues la mayoría poseen un alto contenido de potasio. Es necesario conocer si incide en los fármacos que esté tomando para tratar la presión arterial.
Recomendaciones para seguir la Dieta hiposódica
Como explicamos, la retención de líquidos es el problema principal del exceso de sodio y lo que se trata de evitar con la dieta hiposódica. Para incrementar el efecto, procure ingerir alimentos con propiedades diuréticas naturales como apio, perejil, espárragos, cebolla, menta, ajo, piña y alcachofas.
También consuma lácteos, legumbres, cereales enteros y vegetales de hoja que son ricos en magnesio y calcio, minerales que si no brindamos a nuestro organismo contribuyen a que retengamos líquidos.
Consumir productos o suplementos con vitaminas C y E será igualmente beneficioso para su salud y complementará la dieta hiposódica.
Además de cumplir con la dieta hiposódica, manténgase atento a su peso y a la forma en que se alimenta. Haga ejercicios y procure llevar una vida saludable para evitar complicaciones médicas a futuro, sobre todo si ya presenta síntomas de afecciones cardíacas o de tensión arterial, e inclusive si tiene familiares directos que sufran de esas patologías, pues muchas veces son hereditarias.
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