El tabique interventricular es una estructura membrano-muscular que divide el corazón en dos cámaras o ventrículos, izquierdo y derecho. Tiene forma triangular y va desde la pared anterior del miocardio hasta la pared inferior del corazón, cerca del surco interventricular posterior. Es grueso y mide de 10 a 12 mm.
Se forma en el interior del corazón, y su crecimiento se denota por la formación en la superficie externa del corazón de un surco entre la porción proximal del bulbo y el ventrículo primitivo, conocido también como surco bulboventricular. Vale decir que la porción proximal del bulbo y el ventrículo primitivo actúan en la formación de los ventrículos definitivos.
Ventrículos del CORAZÓN
Cada una de las cámaras o ventrículos del corazón tiene una función específica, que podría resumirse de la siguiente manera:
- Ventrículo izquierdo: Es la parte fuerte del corazón. Con cada latido envía la sangre oxigenada que proviene de los pulmones a la principal arteria del organismo, la aorta.
- Ventrículo derecho: Lleva la sangre no oxigenada o venosa (proveniente de las venas cavas) a las arterias pulmonares, para que se oxigene en los pulmones.
Estructura del tabique interventricular
La estructura del tabique interventricular se divide en dos. Una parte está formada por un tejido muscular, de un centímetro de espesor aproximadamente, que le da apariencia gruesa. Comienza a desarrollarse por plegamiento del piso ventricular con dirección a la almohadilla endocárdica, y finaliza con un orificio.
La otra parte es delgada y membranosa. No excede los 2 mm y constituye la porción basal, que da pie a la valva interna de la válvula tricúspide y cierra dicho orificio con la ayuda de la almohadilla endocárdica inferior, del tabique aórtico pulmonar, y el mesénquima proveniente de la estructura muscular del tabique interventricular.
Embriología
El tabique interventricular se forma entre los primeros 27 y 37 días de desarrollo del ser humano, por lo que la comunicación interventricular debe cerrarse entre la sexta y séptima semana del embrión, con ayuda del tabique interventricular primitivo y los cojines ventrosuperiores y dorsoinferiores del canal atrioventricular. Con este proceso termina de formarse el corazón.
Cuando por defecto el tabique interventricular no termina de cerrarse y un orificio en la pared muscular permite la comunicación entre los ventrículos izquierdo y derecho, se habla de soplo, y se derivan ciertas consecuencias. Parte de la sangre que bombea el ventrículo izquierdo hacia la aorta se pasa al ventrículo derecho, excediendo el volumen de sangre que va a los pulmones. De esta forma, ambos ventrículos, izquierdo y derecho, se ven forzados a bombear sangre más fuerte y rápido de lo debido, para responder a las demandas del organismo.
Comunicación interventricular
Las personas con comunicación interventricular (CIV) tienden a tener un corazón recrecido, más grande de lo normal, piel pálida, respiración y frecuencia cardíaca rápida, les falta el aliento y padecen de frecuentes infecciones respiratorias, síntomas que suelen aparecer durante las primeras semanas de vida.
La comunicación interventricular es la cardiopatía congénita más frecuente, pero permite llegar a la vida adulta. Puede tratarse con cirugía si el o los orificios son demasiado grandes, también puede cerrarse naturalmente durante los primeros siete años de vida y en ocasiones es tan pequeña que no alcanza a afectar el funcionamiento del corazón o los pulmones.
Anatómicamente, la CIV es una comunicación membranosa entre el ventrículo izquierdo y el derecho, en la cual existe un tejido aneurismático que involucra la valva septal de la tricúspide y comunica a la aurícula derecha. Está dada por las resistencias pulmonares y las sistemáticas.
defecto del tabique interventricular
A la comunicación interventricular se le denomina también defecto interventricular, y tiene múltiples complicaciones, ya que puede generar el retroceso del flujo de sangre al ventrículo derecho en lugar de seguir su «ruta» hacia el cuerpo del bebé. Como se dijo, este hecho podría derivar en patologías de corazón o pulmonares, e incluso en la baja de oxigenación de la sangre.
Para detectar este defecto se pueden recurrir a diversas técnicas, entre ellas un oxímetro de pulso, una radiografía de pecho, electrocardiograma, cateterización cardíaca y ecocardiograma.
Para el tratamiento es factible usar medicinas que permitan eliminar el exceso de líquido para mejorar la respiración, y para regularizar los latidos del corazón. Otro método es el soporte ventilatorio, que contempla el suministro de oxígeno mediante una sonda o ventilador.
La cirugía es vista como otra alternativa para afrontar el daño al tabique interventricular. Su principal objetivo es interrumpir la comunicación interventricular directamente en el corazón. Puede efectuarse a corazón abierto o a través de un catéter que se inserta por la ingle.
Complicación
Cuando el daño interventricular va de moderado a grande, se produce un exceso de irrigación sanguínea por los pulmones, las arterias incrementan su tamaño y presión, y el corazón se torna más grande, por lo que debe incurrir en un trabajo mucho mayor. Al ocurrir esto, el pequeño se agota más rápido, no se alimenta como es debido y la ganancia de peso es casi nula. Además, corre el riesgo de padecer infecciones pulmonares.
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